POSTULANTADO
El postulantado tiene por objeto formar un juicio sobre la aptitud y vocación de la candidata, comprobar el nivel de su instrucción religiosa, y en caso necesario, completarla; y por último, hacer gradualmente la transición de la vida secular a la propia del noviciado.
Su duración es de doce meses, los cuales son de formación humano-cristiano-religiosa y de vivencia en los ideales de la Congregación.
Para completar su formación, se ejercitará en actividades
apostólicas, bajo la dirección de hermanas
profesas.
NOVICIADO
La segunda etapa es el Noviciado y con ella comienza la vida en la Congregación. Durante este periodo de prueba y formación, las novicias aprenden las exigencias esenciales y primarias de la vida religiosa.
Además, conocen los fines de la Congregación, experimentan el estilo de vida de las Hermanas Dominicas de Nuestra Señora del Rosario de Fátima y el carisma de nuestra Fundadora, de tal manera que vayan adquiriendo su espíritu para que sean fieles al servicio de Cristo. La Congregación, a su vez, va conociendo su proceder y la autenticidad de su vocación.
La duración del Noviciado es de dos años. El primer año es el canónico; en el segundo se ejercita en la acción apostólica en una de las casas donde se esté realizando la labor religioso-social de la Congregación.
Durante la formación se le instruye en la historia de la salvación, la Sagrada Escritura y los principios de la vida cristiana. También en la naturaleza de la vida religiosa, la historia y espiritualidad de la Orden Dominica, en nuestras normas y en la observancia religiosa. Se le enseña a cultivar las virtudes humanas y cristianas.
Se le fomenta el espíritu de oración y la oración misma, el interés por la celebración de la Liturgia de las Horas, y la participación en la vida litúrgica, especialmente en los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía.
Todos los estudios están dirigidos al conocimiento amoroso de Dios
y a fomentar la vida de fe, en un ambiente de silencio y
recogimiento. Se le inculca el amor a la Virgen como Madre de
la Iglesia y modelo de las almas consagradas y a contemplarle en
los misterios del rosario, devoción genuinamente dominica. Se
le ayuda a cimentar la vida espiritual en la fe, esperanza y
caridad, y en la vida fraterna en
comunidad.
JUNIORADO
Tiene una duración de seis años. Comprende el tiempo de los votos temporales.
Los últimos tres años de este periodo son asignadas a comunidades donde puedan conjugar la formación y la actividad apostólica. La hermana ha de procurar también todo lo que esté de su parte para formarse espiritual y técnicamente.
Estos años deben asegurar a la Hermana el afianzamiento y la unidad de su vida espiritual y apostólica, la preparación doctrinal y técnica adecuada a las actividades propias de la Congregación.
Uno de los valores fundamentales de esta
etapa es lograr la coherente y armoniosa unidad que debe existir
entre contemplación y acción.
Los tres primeros años permanecen en la Casa de Formación del Juniorado, en la que se haga posible, al mismo tiempo, la continuidad de la formación religiosa, apostólica, doctrinal y técnica, y la inserción en la vida comunitaria y apostólica.
FORMACION PERMANENTE
Desde la profesión de los votos perpetuos, siempre se está en un continuo proceso de crecimiento, profundización, madurez, y perfeccionamiento humano, espiritual, emocional y profesional.
La formación permanente es una exigencia constante de fidelidad a nuestra vocación de religiosas dedicadas al apostolado en la Iglesia.
Esta formación exige un esfuerzo continuo para ir profundizando siempre más y más en los fundamentos de nuestra vida religiosa y apostólica.
"HOY ES
UN BUEN DIA
PARA
COMENZAR"
Nuevos Proyectos:
La Casa de Salud
Necesitamos un lugar adecuado
para atender mejor a nuestras Hermanas mayores y enfermas que han
dado su vida por la misión en la
Iglesia.
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